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JUEGO DE LOS MOLINOS
... había muuuchos molinos. Parecían todos iguales pero, ¿para que sirve la imaginación? Pues para descubrir que Cervantes tenía mucha. Imaginaos la historia que escribió de un tal D. Quijote. Pues eso, nosotros podemos imaginar también. Veamos los resultados si comenzamos por los famosos molinos a los que D. Quijote confundió con terribles gigantes de largos brazos.
Digo yo que por ser imaginativos que no quede, además si Cervantes los viera se reiría mucho y nos aplaudiría. Él valoraba mucho a las personas que tenían ingenio.
¡Creemos nuestros propios molinos!
Vamos a dibujar un molino alegre o vegetal o ¿qué pasaría si lo disfrazamos de payaso o de espía? A mí me parece fantástico si ponemos nuestra mente
a crear. Así podemos tener una colección de molinos. Podrían ser viejecitos, altos, gordotes, invisibles, bigotudos, ¿y
peludos? ¿A que suena a divertido?
Así que... ¡manos a la obra!