DÍA DEL LIBRO |
23 DE ABRIL DE 2002 |
EL CABALLO BLANCO
Para José María Carrera
El bosque permanecía callado. La luz de la mañana apenas calentaba un poco las hojas de los árboles. En la gruta de las lágrimas se escuchaba el llanto de la pequeña cascada que nacía en un lugar desconocido
y se perdía entre las piedras, con un gemido transparente y sabio. Cerca de aquel lugar se levantaba un pequeño poblado. Aquel día, el pequeño Trasgo, hijo del jefe,
madrugó;
tenía que llegar a la cascada el primero. Necesitaba hacer una petición al agua que lloraba. La leyenda
contaba que el primero en llegar a la cueva el primer día de primavera vería hecho realidad cualquier deseo.
Trasgo metió sus manos en el agua a la vez que suplicaba:
-¡Oh!, agua de la cascada que se pierde entre las piedras, es mi deseo poseer un
caballo. Yo no sé cómo es un caballo, es un animal que no conoce mi pueblo, aunque los más viejecitos cuentan historias
sobre ellos. He soñado durante todo este largo invierno con ese caballo ¿me lo concederás?
Un relincho fuerte y poderoso se oyó en la cueva. Del fondo de la misma surgió un hermosos caballo blanco,
que enseguida se acercó a Trasgo.
Éste dio las gracias con tanto afecto y
cariño que la cascada dejó de llorar y sonrió.
Desde aquel día todos los pueblos contaron alrededor de las hogueras la fantástica historia de Trasgo y su hermoso caballo blanco.
CARMEN RAMOS