Diez líneas sobre la lectura

 

 

DESEAR DISFRUTAR

Si queremos que un niño salga corriendo de un libro, sólo tenemos que agobiarle con la lectura. Un niño, una niña, no sentirá ganas  de progresar, ni curiosidad por lo que signifique leer, si esto conlleva una carga, un tormento.

Ahora bien, si conseguimos que ese instrumento, el de la lectura, les resulte placentero, se valdrá de él. Para sorpresa vuestra, comprobadlo.

Podemos comprarle libros, empapelar las paredes de su habitación con listados de palabras, regalarle pluma, tintero y papel para evocarle a los escritores y con ellos los libros, los importantes, los más trascendentes.
 
Pero de nada servirá toda esta puesta en escena, si nos olvidamos de enseñarle el deseo de aprender, que no es otro que beneficiarse de un amplio mundo lleno de mágicas, ideas convertidas en historias que surcan el inmenso océano de los libros.

Por más páginas que tenga, ¡se les hará tan corto!       

   

Carmen Ramos

Leer un libro
leer leer leer Pensar
               

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