CUENTO del
extraño País de las XX
Alex
y Chavi, excavadores de éxito
En un callejón extraño del extrarradio
de la ciudad de Fénix, mi amigo Alex tenía
un laboratorio experimental situado en una nave
abandonada en forma de exaedro. Lo malo del lugar
es que por allí se han estancado las aguas
tóxicas.¡Puaff!
Lo que Alex hacía allí no lo sabían
ni familiares ni extraños, ni tan siquiera
su exigente y larguirucha tía Roxi con
la que vive.
Roxi es una mujer extravagante a la vez
que exquisita, y a la que le encantaba exprimir
mandarinas, de las que exportaba el zumo a lugares
remotos como México o Luxemburgo.
Un día expulsaron a Álex
de clase durante un examen sólo porque
el profe lo pilló extasiado mirando el
xilófono y el saxofón que había
llevado Félix, el listillo de la clase.
Evidentemente Roxi se enfadó mucho más
de lo que exige la ley, pues cuando le pasaron
el aviso del cole, se encontraba en la sexta
cabina del salón de belleza “Xanadú”,
haciéndose una exfoliación de cutis.
Salió a buscarlo rápidamente en
un taxi. Sin dejar que Alex se expresara, dijo
con velocidad exprés y sin tomar oxígeno:
-¡A la cama sin extra de nata en el postre,
reflexiona sobre los hechos, exijo una explicación!
No hubo excusas. Alex, trotó por la escalera, hasta
llegar a su inexplicable habitación.
No reflexionó nada de nada. Extrajo del
armario todos sus extraordinarios inventos, los
metió en una bolsa extremadamente genial
y se marchó por la ventana hacia las afueras
de Fénix.
En la nave abandonada de la explanada, colocó el
exceso de cachirulos y se dedicó en exclusiva
a seguir excavando un túnel.
Lo exótico del asunto, es que éste,
lo conducía directamente al Palacio
de Deportes en donde Braxo Rex, un jugador de
baloncesto al que Álex admiraba
por encima de todo, quería llevar a su
equipo a lo más alto del podium en el
Campeonato Mundial, que se iba a celebrar
en Fénix. Como no tenía dinero
para comprarse la entrada, además era
menor de edad, se le ocurrió lo del túnel
cuando vio la peli: “La extraña
fuga de un extenuado extraterrestre”
Yo, el que os cuenta estas hazañas, soy
Xavi, el mejor amigo de Álex y os estáis
enterando del asunto porque Álex se percató de
que necesitaba refuerzos para su excavación,
y recurrió a mí. ¡Anda que
no cavamos nada! Pero aquello era un buen pretexto
para estar juntos y reírnos. Hasta las
piedras de sílex de la colección
de Álex nos sirvieron para excavar, son
muy resistentes.
Y… ¿qué creéis
que pasó? ¡¡Lo conseguimos
el mismo día del campeonato y de qué forma!!
Espectacular.
Cuando el árbitro anunciaba en el centro
de la cancha a voz en grito el comienzo
del partido, Álex y yo aparecimos cubiertos
de polvo y tierra en, en…¡¡en
el centro exacto de la pista !!
Fue algo exagerado, lo reconozco, pero hasta
tía Roxi aplaudió la extraña
experiencia de la excavación. Salimos
en los periódicos de Fénix, de
Luxemburgo y del Mundo.
Ni que decir tiene que volvimos al cole convertidos
en los héroes de Fénix. Es más,
muchos de los inventos de Álex, se convirtieron
en imprescindibles en cualquier tarea de perforación
de nuestra ciudad. Es que Álex es excepcional. ¿Sí o
sí?
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